Lasse Stolley es un joven alemán que ha convertido los trenes en su casa. Recorre unos 1.000 km al día atravesando Alemania de un sitio a otro gracias a los trenes de la red ferroviaria alemana. Lo hace además en primera clase, durmiendo en trenes nocturnos, desayunando en trenes y duchándose en piscinas públicas o centros de ocio.
Lo hace gracias a un abono anual (la llamada BahnCard 100) que le permite usar este medio de transporte de forma ilimitada. Esa singular forma de vida le permite conocer todo tipo de ubicaciones y, al mismo tiempo, trabajar como programador autónomo. Como señalan en Metro, lo cuenta todo en su sitio web, Leben im Zug ("Vivir en el tren").
Su abono anual para viajar en primera clase le cuesta 5.888 euros gracias al precio especial para estudiantes (el precio normal son 7.714 euros), y aunque este es un producto especialmente pensado para viajeros de negocios, Stolley le está sacando un partido especialmente sorprendente.
Este nómada digital por excelencia contaba en Business Insider cómo lleva un año y medio llevando este estilo de vida que le da mucha libertad: "puedo decidir dónde quiero ir cada día". Cada mañana toma esa decisión según su estado de ánimo y la meteorología, y aprovecha sus horas de descanso tras el trabajo para visitar todo tipo de localidades y explorar tanto ciudades como ubicaciones de montaña o costeras.

Stolley dejó la casa de sus padres en Fockbeck, en la región de Schleswig-Holstein, en verano de 2022, cuando tan solo tenía 16 años. Sus padres reaccionaron con escepticismo y tuvo que insistir mucho para convencerles, pero tras resolver las cuestiones legales, el 8 de agosto realizó su primer trayecto con destino a Munich. Desde entonces no ha parado de viajar en tren.
Los comienzos "fueron difíciles y tuve que aprender mucho sobre cómo funcionaba todo". Le costaba dormir en el tren por la noche y aprendió lo importante que era planificarse para, por ejemplo, "asegurarme de coger el tren nocturno".
Otra de las claves de su modo de vida es que es absolutamente minimalista. Lleva todo en una mochila de 36 litros en la que lleva cuatro camisetas, dos pantalones, una almohada para el cuello y una manta de viaje.
Además de eso, explica, "lo más importante para mí es mi ordenador portátil y mis auriculares con cancelación de ruido", que le permiten trabajar con algo más de privacidad en el tren.
El joven explica que este modo de vida no es especialmente caro: a él le cuesta unos 10.000 euros al año, que destina a ir renovando su equipaje —que se desgasta con el uso—, a comida (sobre todo, en supermercados) y a entrar en museos o piscinas públicas donde se ducha.
No todo es de color de rosa en esos trayectos: Stolley deja claro que hay muchos robos en los trenes nocturnos y falta seguridad para evitar tanto estos sucesos como los episodios de pasajeros alborotados que ocurren con más frecuencia en regiones como la zona del Ruhr.
Esas experiencias le han valido para compartir sus experiencias y observaciones con algunos jefes de línea, pero a él le gustaría acabar colaborando profesionalmente con las empresas de transporte para dar esas opiniones y consejos tras su experiencia. Puede que acabe consiguiéndolo.
Imágenes | Lasse Stolley
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19 comentarios
petote
"Lleva todo en una mochila de 36 litros en la que lleva cuatro camisetas, dos pantalones, una almohada para el cuello y una manta de viaje."
Y sólo tiene el calzoncillo que lleva puesto.
awsomo
Pues sinceramente me parece una vida de mierda: no tener un sitio donde descansar después de acabar el trabajo, estar sujeto a los horarios, el ruido y la inseguridad de los trenes nocturnos para dormir, alimentarse de comida de supermercado, depender de las piscinas para asearse…
paco1004
Suena como un modo de vida libre, pero es todo lo contrario. Cada día tienes que ir de un lado para otro, no puedes quedarte donde quieras. Te pasas horas planificando cambios de tren, esperando en estaciones. Ni al baño puedes ir tranquilo si estás trabajando en un tren con el ordenador.
Es un modo de vida grotesco pero pintoresco, algo muy vendible en redes.
Toyandboy
Es autónomo, y tiene un abono de estudiantes pensado para hombres de negocios.
Que curioso.
tmpmds
"Gracias por comprar en Amazon. Por favor, proporcione una dirección de envío."
...
Tren ICE, convoy núm. 8734, coche 3B, asiento 22.
Estación Stuttgart.
Notas al repartidor: si la entrega es más tarde de las 11am, por favor llámeme para especificarle el km exacto.
lordpatata
Y no poder plantar un pino tranquilamente... siempre en baños públicos...
djbryan
ya me puedo estar imaginando el mal olor que desprende del cuerpo, asquerosidad en su maxima expresión
quique_fs
Aparte de todo lo que ya se ha comentado, un punto clave es ¿cómo diablos consigue trabajar desde el tren? La wifi en los ICE (el AVE de Alemania) da para leer el correo electrónico, pero no mucho más...
pacojonesss
A mi me parece de fruta madre, yo no lo haría ahora porque me he vuelto muy comodón pero él es feliz así y no hace daño a nadie, seguro que tendrá miles de historias que contar el día de mañana. La vida es muy corta, que cada uno la disfrute como quiera.
derechozapatillas92
El bajo a m3rda que debe generar. Conocí en Thailandia a un holandes y un frances que hacían eso. El olor era penetrante, es como indigentes con mochila. Para mi opinion, es gente que necesitan terapia por que no es normal. Despues cuando regresan a su hogar se deprimen, lo mismo que manolito, el que recoge basura, que falleció su mujer y prefiere ir por la calle, por que no quiere recordarla
Jambalio
Lo que hace la gente cuando no tiene amigos
antoniobf649
A mi me parece este adolescente un "producto" de nuestras excesivas subvenciones. Yo había leído que en algunos países, no sé si Alemania, el tren está muy subvencionado. El resultado es que sin necesidad ninguna hay gente como este adolescente que abusa.
Si alguien quiere estar todo el día en el tren, que lo pague de su bolsillo. Si lo hace gracias a subvenciones, eso significa que los contribuyentes alemanes le pagan de su bolsillo una decisión que será respetable, pero que es suya y de nadie más. No es ético que los demás le tengan que pagar su elección.
Tampoco es que esté en contra de todas las subvenciones. Me parecen muy bien, por ejemplo, las ayudas para que los discapacitados puedan usar el transporte público. Pero este adolescente no tiene ningún problema.
Ya está bien de subvencionar el estilo de vida de otras personas. Si este adolescente quiere vivir en el tren, que lo pague de su bolsillo. Y si no puede, es problema suyo, no de los contribuyentes alemanes.