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¡A quien madruga, Dios le ayuda!, dice el refrán. Hay una excepción: Ana María Aurora García-Siñeriz Alonso. Resulta imposible, por mucha divinidad que se sea, ayudar a alguien que, cada mañana, presenta un informativo como quien va a la pelu del barrio a recitar la lección aprendida el día anterior. De poco vale, como eximente, que repita la misma ‘chapa’ en Cuatro y CNN+, en plan Gabilondo Enmascarado. El problema de esta Siñeriz mutada en Noñeriz estriba en haber presentado antaño, en compañía de Boris ‘Liposucción’ Izaguirre, Channel nº4, y haberlo hecho durante tanto tiempo seguido.

Su credibilidad, a día de hoy, es nula. Por eso resulta increíble que trabaje en un canal como CNN+. Esto es como pedirle a Fofito que se ponga al frente del ‘Redes’ de Punset. Un sindiós. Una astracanada. Ya estamos otra vez con la España del ‘vale todo y valemos para todo’. ¿Cómo explicarlo sin que suene rudo? ¡NOOOO! ¡NO VALE TODO! Por mucho que se madrugue y muy de rojo que nos vista la estilista de turno. Por muy bien que, adquirido el desparpajo necesario en un sinfín de infumables magacines, leamos el sermón matutino en el teleprompter.

Siete en punto de la mañana. Qué horitas. Noche cerrada ahí fuera. Ana y Roger Persiva aparecen en plan ‘strangers in the night’. Eso sí, nadie diría al verlos que están recién levantados. Tan flamantes, tan modositos. Da gusto ver a los más aplicados de la clase dispuestos a informarnos hasta la saciedad. Abren el fuego con un nuevo soldado español muerto en Afganistán. Pero español de la misma Colombia. Otro más. Empiezan a ser demasiados los inmigrantes caídos por España, ¿no? De ahí, a Haití. Y a la información del tiempo y del fútbol en un batiburrillo de noticias incontinentes y desnortadas. Matinal Cuatro. Se trata de llegar, vivos si es posible, a las nueve y cuarto para empalmar con el resto de la programación de la cadena. Matinal y refritado, el informativo matutino ‘cuatrero’. Y ella, la gran Sisí Siñeriz, de protagonista principal y mujer de rojo, aunque, de su naturalidad, mejor ni hablamos.

Nace en Cuatro y CNN+ el informativo mancomunitario. Decenas de redactores y reporteros pululan por el plató para contar algo exclusivo y vital. Se marea uno al rato de ver tanta gente. Jóvenes todos ellos. Y guapos. Recién saliditos de la cantera de CNN+, la central lechera de noticias ‘priseras’. Falta Boris. Aunque se teme uno que aparezca, junto a Fernando Schwartz, para hablar del tiempo, en cualquier momento. Hablan de Banksy, el grafitero ‘british’, y de los Kings of Lion. Todo muy ‘modernuqui’, sí. En línea con la cadena.

A las nueve menos cuarto entran otros dos compañeros de CNN+ (¡son legión!) para hablar de Haití. ¿Periodismo o protagonismo, en qué quedamos? Edurne Arteloa y Agustín Pérez cuentan lo difícil que ha sido para ellos informar sobre gente que, para su puñetera desgracia, se moría de hambre tras el terremoto. Recuerdan sus crónicas más crudas. Ocupa esta pareja el lugar de los verdaderos protagonistas, los haitianos. Da qué pensar. No acaba de verlo uno muy oportuno, no. Pero ya se sabe que se estila ahora el tipo de reportero ‘vedette’. Qué cruz.