La cantante Aitana durante su entrevista en 'La Revuelta'.

La cantante Aitana durante su entrevista en 'La Revuelta'. RTVE

Salud

El drama desconocido de las personas con hipocondría como Aitana: por qué tienen un 84% más de riesgo de muerte

El "trastorno de ansiedad por la enfermedad" se caracteriza por una sobrevaloración extrema de los peligros relacionados con la salud.

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"He llegado a estar de vacaciones con mi familia en una mesa comiendo y yo pensar 'bueno, pues esta es mi última cena con mi familia'". Con estas palabras la cantante Aitana quiso demostrar, en su entrevista este miércoles en La Revuelta, lo difícil que es lidiar con la hipocondría severa que sufre, un tipo de trastorno que reduce la esperanza de vida de quienes lo padecen.

Aunque se siga utilizando el término "hipocondría", en realidad se le denomina técnicamente como "ansiedad por la enfermedad". Como su propio nombre ya indica, este trastorno se caracteriza por la preocupación de tener o la posibilidad de desarrollar una enfermedad grave, pese a que no existan síntomas que justifiquen este miedo. Por esta razón, las personas que lo sufren "acaban paseándose por las consultas", como comenta Alberto Rodríguez, especialista en Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor.

Y es que, al no ser conscientes del trastorno que padecen, tratan de buscar respuesta a síntomas físicos. De hecho, suelen ser "pacientes que tienden a evitar mucho hablar de cómo se sienten y de sus síntomas emocionales". "También es frecuente que se sometan a un número importante de pruebas médicas, buscando algo que explique lo que ellos creen que tienen", añade la especialista en Psiquiatría del Hospital Universitario Puerta De Hierro Raquel Martínez de Velasco.

La única forma de llegar al diagnóstico es que "algún compañero de otra especialidad, que pueda estar más pendiente de los problemas relacionados con la salud mental, haga la derivación al psiquiatra". Por ello, y aunque no hay una cifra oficial de cuántas personas tienen hipocondría en España, "existe un infradiagnóstico".

Este infradiagnóstico también se debe, como señala el especialista en psicología cognitivo-conductual José Carlos Baeza, a que en algunos casos no acuden al médico por "temor a que le vayan a confirmar una enfermedad grave". Como ha confesado la cantante catalana, "desde pequeña pensaba que siempre me pasaba algo pero no quería ir al médico para que no me viesen nada".

Otro perfil que se observa en consulta es el de aquella persona que ya cuenta con antecedentes médicos, los cuales les genera "un estado de hipervigilancia y de preocupación excesiva". Ni siquiera tiene por qué ser una enfermedad; a veces, hasta un embarazo puede desencadenar estos síntomas.

Por qué mayor riesgo

Puede que, en un primer momento, muestren preocupación por una enfermedad, se queden "tranquilos" al hacer la consulta y empiecen a preocuparse por otra. Las más comunes en la actualidad son, según Baeza, el cáncer o las enfermedades degenerativas. En el siglo XVIII y XIX, este lugar lo ocupaba la sífilis y otras enfermedades para las que no existía cura.

Desde entonces, es evidente que el conocimiento acerca de este trastorno es mayor. Aunque en la literatura científica aún no cuenta con un número elevado de estudios. Los más recientes, no obstante, advierten un mayor riesgo para las personas con hipocondría. Una investigación, publicada en BMJ Open, demostró que este trastorno incrementa en un 73% el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca durante un periodo de 10 años.

Más preocupante es la conclusión a la que llegaron en un estudio realizado en Suecia, con 4.129 individuos diagnosticados de hipocondría. Los investigadores, que analizaron datos desde 1997 hasta 2020, hallaron que las personas con hipocondría tenían un mayor riesgo de muerte por causas naturales y no naturales; en concreto, por suicidio, teniendo un riesgo cuatro veces mayor al de la población general.

Teniendo en cuenta todas las causas, las personas diagnosticadas de hipocondría tienen un riesgo de mortalidad un 84% superior al que se observa en los individuos de la población general. Los propios autores reconocen "una paradoja" en personas que tienen un mayor riesgo de muerte, según su estudio, a pesar de "sus temores generalizados a la enfermedad y a la muerte".

Ahora bien, aunque se trate de "la mayor cohorte de personas con hipocondría jamás estudiada", los motivos por los que el riesgo es mayor aún no están claros. Entre "los múltiples factores" que pueden entrar en juego, mencionan la característica antes señalada de estos pacientes, propensos —en algunos casos— a evitar acudir a las consultas médicas.

Como coinciden los especialistas consultados por EL ESPAÑOL, las personas con ansiedad por la enfermedad experimentan un malestar emocional con manifestaciones de ansiedad muy acusadas; en algunas ocasiones, de carácter depresivo. También hay veces en las que adoptan el rol de enfermos, por lo que es probable que dejen de hacer actividad física. "Todo ello repercute de manera significativa en la salud general y, por supuesto, reduce la esperanza de vida", indica Martínez de Velasco.

Del diagnóstico al tratamiento

Cuando alguien se queja en exceso de una dolencia suele escuchar algo así como "qué hipocondríaco eres". Aunque para que se dé el diagnóstico este miedo debe presentarse de manera continuada, al menos un mínimo de seis meses, y con un nivel elevado de ansiedad. También es importante que no existan síntomas físicos que justifiquen, de manera objetiva, la preocupación que tiene la persona.

En las entrevistas que ha concedido, con motivo de un documental sobre su vida personal, Aitana también ha contado que ha acudido a terapia por la hipocondría. El tratamiento que se suele seguir es la terapia cognitivo-conductual. En los casos en los que el grado de activación es muy elevado, se recurre también al uso de antidepresivos a dosis bajas y durante un ciclo corto de tiempo, que no supera los seis meses.

El tratamiento, según explica Baeza, cuenta con varias fases. Por un lado, deben modificar las interpretaciones erróneas que mantiene el paciente. También hay que corregir determinadas conductas como, por ejemplo, la búsqueda en Internet: "Por efecto del algoritmo, aparece información sobre la enfermedad y retroalimentan los pensamientos que tienen".

Además, se tienen que corregir los sesgos cognitivos. Una persona sin hipocondría tiende a pensar que está bien hasta que no se demuestra lo contrario. Sin embargo, en quienes padecen este trastorno aparece lo que se conoce como la inversión de la carga de la prueba; esto es, creer que se tiene un dolor de cabeza por un cáncer y hasta que no se demuestre lo contrario, seguirá siendo así.